Sin dudas y con firmeza, La Chicana es uno de los nombres más importantes del tango: treinta años de recorrido y más de una decena de discos dan cuenta de ello. Así las cosas, el ensamble -con Acho Estol y Dolores Solá como sus dos lugartenientes – tiene disco nuevo: uno en vivo que resume gran parte del espíritu de La Chicana. En esta entrevista con De Coplas, Acho y Lola desandan todos estos años de tango.
Un par de tangos al mango en la cabeza. No es pero esa línea bien podría haber sido la bajada, el epígrafe, el gambito de apertura del reciente disco de La Chicana. Uno en vivo. Uno que lleva por nombre Puro tango. También podría tener en su tapa ese sello de advertencia que llevan o llevaban algunos, esos que dicen en blanco y negro, «Parental Advisory Explicit content». Podría haber sido uno que avisara: «Ojo, contenido estricta y explícitamente tanguero». O «Cuidado, canciones bien argentas». No lo tiene, tampoco. Pero qué va. Ya lo de puro tango es bastante. Y está muy bien.
Lo cierto entonces es que acaban de editar disco nuevo. Primer registro oficial en vivo. Vaya si es ancho y profuso el derrotero. Hoy día, La Chicana es la confluencia artística, la patria creada por y compartida de Acho Estol y Dolores Solá. Desde fines de los noventa hasta hoy, uno de los nombres definitivos y preponderantes de la primera avanzada del llamado nuevo tango, que cruza desde los confines del siglo XX hasta hoy. Ese «Tango Siglo XXI» que tiene ya una segunda o tercera generación andando y sonando. Entre todos aquellos y aquellas que a puro machetazo tanguero fueron abriendo paso, se encuentra, qué duda cabe, La Chicana. Once discos y un recorrido que encuentra en el tango el punto de partida. Un puntapié, una excusa. Porque lo cierto es que en las canciones de Acho y Dolores (en las actas de fundación de La Chicana bien vale señalar el nombre de Juan Valverde) hay tango –hay mucho tango, son canciones tangueras- pero no sólo eso. De ninguna manera sólo eso. Basta echar un vistazo rapaz por algunos de sus discos: desde los iniciáticos Ayer hoy era mañana (1997) y Un giro extraño (2000) pasando por esa tríada tremenda que sigue pidiendo quedarse a vivir allí que es Revolución o picnic (2011), Antihéroes y tumbas. Historias del gótico surero (2015) y La Pampa Grande (2016). Fox trot contemporáneos, tonadas brasileras, aires folclóricos locales y de la región, cosas más folkies, y más gitanas también. Sobre todo, un aire cosmopolita. Podría decirse que de todos los compositores tangueros actuales, Acho es el más tropicalista.
Entonces, una pregunta que asoma.

Dolores Solá y Acho Estol. Fotos: Billy Coleman
– ¿Por qué un disco en vivo?
– Acho: la idea la traíamos desde el año 2019, desde antes de la pandemia. Que frustró nuestros planes: habíamos estado un año tocando por todo el país. Y cuando lo quisimos hacer, en el 2025, ahora, nos parecía muy aburrido y muy trivial, cinco años después, querer ir a hacer ese viaje en el tiempo y sacar esa foto de algo que habíamos hecho. Que no se puede recuperar. No podemos volver a hacer un año de giras con esa formación y capturar eso. Entonces es otra cosa, tiene que ser otra cosa. Otro retrato, todos juntos, y con un porcentaje de improvisación más grande, con más parrilla de algún modo. Dijimos, hagamos algo especial y raro, que nos estimule, que nos divierta. Y lo planeamos en ese lugar, todo salió bastante bien, conseguimos el vino, los amigos podían, los ensayos salían, la música estaba; y bueno, salió muy bien. En la galería del patio de Misia Antoñita, en un lugar muy histórico, realmente muy especial, un patio andaluz, muy lindo.
Y agrega: “Y en un estado de estrés y diversión, porque no es lo mismo cuando tocaste veinte veces el mismo show, y querés grabar el disco la vez número veintiuno, y te pones nervioso, porque tiene que salir perfecto, para representar el trabajo de los veinte shows anteriores. En cambio acá, no hay que estar nervioso, hay que tomar vino, fumar algo y estar muy relajados y divertirnos, porque esto va a ser único”.
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Lo dicho al comienzo. Puro tango. Este disco en vivo destaca, frente a todo lo demás, el nervio tanguero. Y al decir tanguero también se está diciendo milonga y vals. Canciones plagadas de personajes encantadores y no tanto, buscavidas, perdedores hermosos, tipos y tipas al borde de todo o de algo, «artlianos» y «tuñonianos», urbanos y suburbanos, calaveras, honrados y «non sanctos». Y en todo ello, una pátina existencial; mundanal, para nada solemne, por momentos humorística, irónica. En eso, la pluma de Estol sigue refulgiendo. Y queda evidenciado en esta lista de canciones. Sin ir más lejos, el disco abre con Revolución o picnic. Una joya de la canción contemporánea en clave de vals. Irónica, política, sagaz; sigue cantando las cuarenta en un par de estrofas. ¿Por qué, entonces, puras canciones tangueras? Es Dolores la que dice: “La idea de hacer un disco en vivo nos estaba dando vueltas desde antes de la pandemia, así es. Y siempre lo pensamos como un disco de tango. Es decir, sobre el universo tanguero de La Chicana, que como todo universo tanguero, también tiene vals y tiene milonga. Además, en el caso nuestro, quizás esos límites son más flexibles. La intención siempre fue esa: milonguero. Un poco por una asignatura pendiente. Cada vez estábamos haciendo menos tango y la impronta de La Chicana en el nuevo tango es grande. A pesar de que si uno va a ver un show nuestro, por ahí hay un tercio de tango. Y entonces, bueno, teníamos ganas de volver sobre ese perfil nuestro”. Y Acho agrega: “Es más bien como la vuelta de una paradoja. Pasaron suficiente cantidad de años siendo rebeldes, evitando el tango, a pesar de yo ser autor de muchos tangos y de que Lola canta tangos clásicos y le gusta a muchos tangueros muy clásicos. Nosotros siempre le escapamos al rótulo de tanguero, vestido de tanguero que toca La cumparsita en Japón. Siempre fuimos por el world music, destacamos el costado rockero, fuimos anárquicos y anacrónicos, aportando tímbricas totalmente ajenas al tango. Bueno, llegó un momento en que ya no somos más rebeldes. Si seguís rebelde a los sesenta, hay un problema”.
Puro tango (En vivo en el patio de Misia Antoñita, Maipú, Mendoza) recupera un show de comienzos de este año. El registro es de un único toque. Y opera en varios sentidos. Por un lado, lo ya dicho. Echa luz y resalta el costado tanguero de La Chicana. Allí están, entre otros, algunas canciones a esta altura clásicas de su repertorio: Sueño de morocha en conventillo, Juguete rabioso, Milonga de los perros, Tres hermanos. Pone sobre la mesa y deja en evidencia un riquísimo y hondo cancionero propio –en este caso, de cepa tanguera y milonguera. En ese sentido, encumbra la figura de Acho como escritor y compositor y la de Dolores como intérprete y cantora. Qué dupla. Gente de mano y de gola caliente. Un disco en vivo que bien podría ser también una suerte de Grandes éxitos. De hecho, lo es. La Chicana, más temprano que tarde logró eso tan ansiado: hacerse de un estilo propio y bien marcado. Fueron jóvenes, hermosos, un poco irreverentes. Ya no son tan jóvenes, sí tan hermosos como ayer, quizás portan menos irreverencia pero, en cambio, cargan la prestancia que dan los años. Esa cucarda que sólo otorga el tiempo, ese indomable. Y eso se refleja en Puro Tango.
– Acho, al ver este puñado de canciones de tono tanguero, todas juntas, en relación a vos como compositor específicamente de ese género, ¿aparece algo nuevo, reparás en algo que hasta el momento no habías observado?
– Lo que a mí me llama la atención es que me he copiado mucho. Me parece que me parezco a mí mismo. Por ahí es una buena señal porque no me lo dicen muchos los demás, pero yo noto similitud y creo que hay un montón de tangos que se parecen mucho entre sí, que tengo como un estilo claro, duro. No me reconozco al toque y a ratos me da un poquito de vergüenza impostora de decirme autocopiado y de ratos pienso bueno, no, es mi temática. Quizás es más que una copia, es algo bueno que viene con el correr de los años y con el oficio que dan los años.

Fotos: Billy Coleman
– El disco puede pensarse como una suerte de “Los mejores tangos de La Chicana”.
– Es que La Chicana, entre otras tantas cosas, tiene mucha obra, mucha canción; o sea, muchos discos que se traducen, en otras palabras, en una gran obra y en muchas canciones. Está la recurrencia también. Y obviamente la experiencia, la muñeca. Yo no sé si Fósil es mejor que Juguete rabioso pero sí sé que tardé menos tiempo en escribirla, ¿entendés? Es bastante variable lo que puede pasar con la calidad de la obra a medida que el autor envejece. Yo trato de no pensar mucho en el asunto y darle para adelante y hacer los temas cuando tengo ganas de hacerlo. Tampoco voy a torturarme y obligarme, si hago un tango cada dos años, está perfecto.
– Y también tiene una cosa muy festiva, de cierto jolgorio, casi gitana por momentos.
– Acho: Sí. Y más que buscado, también hay una convergencia. A veces uno puede buscar algo con mucha intensidad e intención y no encontrarlo del todo. Por suerte se nota ese espíritu. Para la lista hicimos una especie de pelea imaginaria entre el busca fama comercial total y el artista total que esquiva a los comerciantes. Entonces, por un lado está Pescado Fresco, que es rarísima y que no necesariamente es un hit y por otro Juguete Rabioso, que quizás a veces me aburre, pero es un hit. Todo el mundo la conoce, todo el mundo la escuchó. Y tocamos Juguete Rabioso y la disfruto como loco, además, porque pasa algo con el público. Sin quererme hacer el cancherito ni darme un orgullo inmerecido, la verdad que los temas tienen, por lo menos, suficiente vericueto y dificultad como para divertirte, que te llevan en una historieta. En vivo siempre te enganchás y pasa algo que no nos aburre. Yo por ejemplo, a veces me cuelgo escuchando a Lola, ¿viste? O a los demás músicos y me encuentro que estoy disfrutando.
– Dolores: El disco tiene algo de festivo, de peña, de celebración. Sí. Fue pensado así. No fue un objetivo en sí, pero los shows de La Chicana terminan siendo festivos siempre. Pero además para este pensamos que fuera en un lugar especial que condicionara el show, por eso nos fuimos a esa casona, Misia Antoñita, en Maipú, Mendoza, que es una casona donde Acho pasó parte de su infancia, es preciosa, es patrimonio arquitectónico de la provincia y es una casa bella, a pesar de que tiene una decadencia al pasar de los años, pero que la hace más bella, en realidad. A nosotros nos gusta especialmente eso. Acho dice que a él le gusta la belleza en decadencia y nunca sé cómo reaccionar a eso. Bueno, ese lugar tiene un gran jardín donde pusimos velas, alquilamos unas calefacciones, cincuenta personas de público, nada más, para que fuera algo íntimo, todos tenían su vaso de vino mendocino. Además el riesgo de tocar con tres músicos que no son de La Chicana, que son grandes músicos y amigos. Y eso también le daba un vértigo, no solamente la grabación de un disco en vivo, sino estos tres músicos, buenísimos músicos, le teníamos una confianza total, mandamos las partes, ensayaron por su lado, y nosotros llegamos el día antes a ensayar con ellos, mucho rato, y al día siguiente a grabar. Entonces todo eso le daba como algo que buscábamos, como un riesgo, y quizá esos riesgos convierten las cosas en festivas también, porque Acho tenía ganas de que sonara medio parrillero el disco.
Los músicos que fueron de la partida: Alejandro Montaldo en bandoneón, Agustín Barbieri en percusiones, Josué Geredús en piano, Gonzalo Lesta en violín y Facundo Ponce en contrabajo; además de Dolores en voz y Acho en dirección, guitarras y coros. Una noche cuyana, un aire de peña en el aire, muchos tangos encima.
– La Chicana está por cumplir treinta años. Después de tanto tiempo, ¿qué es, qué sigue siendo hoy día?
– Dolores: Yo creo que seguimos siendo lo que empezamos a mostrar, incipientemente, en el primer disco, más en el segundo, el tercero, y así: fue creciendo nuestra apuesta de abrir el tango, de sacudirlo al tango, de no temerle a la mirada de los tangueros, sobre todo los tangueros jóvenes, que a veces son más difíciles que los tangueros viejos, que se alegran de que los jóvenes hagan tango. Hay como una guardia pretoriana del tango, que muchas veces son jóvenes. Creo que La Chicana sigue siendo eso. Una vez por todas, de dejarlo atravesar por el rock, sobre todo por la actitud rockera, de libertad, de falta de prejuicios, de falta de solemnidad. En este disco, que estamos tocando temas históricos, la verdad es que nos encontramos con una actualidad total de los temas. Están a la altura de lo que somos hoy, después de treinta años de carrera. Consideramos que fuimos una punta de lanza de todo este movimiento joven, que está dando frutos con muchísimas bandas, que hacen distintas cosas además, que tienen búsquedas propias cada una y en cada disco que sacan, una propuesta también audaz, desprejuiciada. Creo que tenemos mucho que ver con eso. Y seguimos por ese camino, haciendo lo que tenemos ganas. O sea, hacemos lo que se nos da la gana, y eso es la bandera que levantamos y la bandera que han levantado muchos grupos, hacer lo que tienen ganas de hacer sin ningún tipo de prejuicio en el universo del tango. Creo que eso es La Chicana. Para los demás y para mí.
Por ahora, el plan de La Chicana es, justamente, ir sin plan. Puro tango ya está en el aire, ya tuvo su serie de presentaciones en octubre en Torcuato Tasso (San Telmo, Buenos Aires) y suma una más para fines de este mes. Es sabido, además, que tanto Acho como Dolores tienen sendos recorridos solistas. Acho, por su lado, está full dedicado a su rol de productor y no tiene, en el mediano plazo, pensado editar nada nuevo. Dolores sí tiene algo solista en plena preparación, interpretaciones y cosas nuevas. Aunque sin fecha de edición. Así las cosas, ahí están ellos tomados por estos tangos para nada agazapados. Y está bien. Todo lo demás, puede esperar.
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