De tanto andar por fuera de las lógicas impuestas, Liliana Herrero y Susy Shock gestaron una conexión posible con la que llegarán a Rosario después de tres funciones porteñas. A contrapelo de sus presentes artísticos con el lanzamiento de Fuera de lugar o las presentaciones de Revuelo Sur y La Loreta y Pibe Roto, respectivamente, se enlazan amorosamente develando que entre ambas y más allá de ellas Hay palabras.
A poco más de tres meses de un primer encuentro formal puesto a circular como una ofrenda, las potencias combinadas de Liliana Herrero y Susy Shock emprenden su primera travesía conjunta y Hay palabras llegará el viernes 26 a la Plataforma Lavardén de Rosario para, junto a la guitarra de Pedro Rossi, celebrar otra noche donde ideas y anhelos se corporizan en poesías y músicas que toman posición, que regalan señas, que abren territorios.
“La idea de constituirnos en un espectáculo es, en todo caso, la respuesta a empezar a encontrarnos, a charlar profundamente, a tomarnos unos vinos y tomar nota que nos duelan las mismas cosas, cosas parecidas con los distintos recorridos que tenemos, pero que se unen cuando hay un país que te duele, cuando hay un país que te tiene en vilo. Cuando hay un país que necesitas defender también con las hermosas cosas que nos unen”, avisa Susy ante la consulta formulada por De Coplas acerca de esta juntada.
Liliana, por su parte, subraya como eje de esta comunión estética, política y espiritual la frase “No queremos ser más esta humanidad” que Shock sintetizó en su libro Hojarasca (publicado en 2017 por la editorial Muchas Nueces) porque, afirma, “lo que Susy señala como problema es a la humanidad y de ninguna manera tiene que ver con que nos querramos retirar”.
En una entrevista con De Coplas en su casa porteña del barrio de Boedo, la intérprete liga naturalmente esta confluencia con el propio recorrido que alumbró su reciente álbum Fuera de lugar, undécima placa solista de un camino discográfico iniciado en 1987 y no solamente porque allí y en yunta con Susy arma una singular y demoledora versión de Compostaje, creación del uruguayo Mocchi que Herrero se permite releer y en cuyo trayecto Shock interviene recitando un texto en donde se escucha: «Yo, vieja alumna de esta escuela de los suplicios, Amazona de mi deseo, Perra en celo de mi sueño. Rojo. Oblicua, bizca, silvestre, artesanal, poeta de la barbarie, con el humus de mi cantar, con el arcoíris de mi cantar, con mi aleteo. reivindico mi derecho a ser un monstruo y que otros sean lo normal».

Pedro Rossi, Liliana Herrero y Susy Shock presentando Hay Palabras.
También porque, insiste Herrero, “la frase «No queremos ser más esta humanidad» no remite a un filósofo que está de moda como es el italiano Bifo Berardi en su último libro Desertemos (2024) porque en el caso de Susy y mío no proponenos ninguna deserción”.
La Shock, hija de padre pampeano y madre tucumana, abunda en torno a ese pronunciamiento y señala que “lo hacemos a partir de sentir que no estamos a la altura de un sueño de humanidad que alguna vez enormes seres pensantes y sentidores de este planeta han tenido para creer que era posible un mundo feliz, un mundo para mucha gente, un mundo más cerca de la belleza. Estamos lejos de eso. Hoy los que mandan han decidido la fealdad de este mundo, una fealdad en términos de que no importa el sentido de por qué estamos vivos, sino la utilidad de finalmente para qué estamos acá y para qué les servimos. Entonces, yo creo que bajarse de ese concepto de humanidad que está instalado es una resistencia, seguramente es un grito para diferenciarnos. Seguramente es una llamada de atención, seguramente también es una necesidad urgente de otra cosa mejor que nos merecemos”.
En esa tendencia y para conformar Hay palabras, ambas le ponen cuerpos y talentos a una declaración estética donde melodías y textos funcionan como alegato y punto de reunión en una experiencia que nació como experimento y tuvo tres incendiarias veladas en la sala La Paz Arriba del Barrio Norte de la Ciudad de Buenos Aires.
“Pensamos en hacer una función y se llenó, también se llenó la segunda y terminó la tercera y ya había gente sacando entradas pero yo tenía que empezar a difundir Fuera de lugar y entonces suspendimos y Susy lo entendió perfectamente”, repasa la intérprete nacida hace 77 años en la entrerriana Villaguay.
Sobre aquella experiencia, la autora y actriz la define como “un hermoso ritual donde nuestros públicos que también nos vienen acompañando a ambas, se han podido encontrar, se han podido abrazar. Nos hemos podido conmover, nos hemos podido parar frente también a todos los despojos y a toda la porquería del presente para sentir que somos eso otro precioso latiendo. También hay algo de enorgullecernos finalmente de lo que somos. En épocas donde hay una prensa que tira todo lo contrario y dice que eso que somos no ha servido y no va a funcionar, en realidad estas fechas, estos recitales, estas canciones, estos aplausos, estos abrazos, nos han instalado en algo hermoso de volver a creer en nosotras mismas. Ni más ni menos”.
Con la misma valiente claridad, insiste: “Esta es una época que no tiene muchas vueltas. O estamos de un lado del país o estamos del otro lado, alimentando o destruyéndolo. Y con Liliana sentimos que estamos en esas veredas, en esas calles, en esos recorridos donde está la poesía, donde está el canto, donde hay muchas personas desde mucho tiempo pensando al país con palabras bellas. Por eso el título Hay palabras porque nos convocan, porque somos dos personas, dos artistas que le damos mucha prioridad a lo que se dice, de qué manera se dice. Así que eso es lo que nos junta, lo que nos constituye a las dos”.
Un Rosario de confluencias
Ahora y con la posibilidad de recrear la ceremonia en Rosario la cita será en Plataforma Lavardén una de las salas emblema de esa ciudad santafesina donde la vocalista fue profesora de Problemática del Saber y directora de la carrera de Filosofía de la Universidad Nacional de donde egresó en 1973.
Su compañera en este lance quien está presentando tanto el repertorio de Revuelo Sur (una selección de tangos, milongas y ritmos rioplatenses que asume junto a La Bandada de Colibríes) como la novela La Loreta y Pibe Roto, aporta que “yo vengo de presentar el disco también en la Lavardén y siempre es un placer Rosario. Volver de la mano de alguien como Lili que tanta historia tiene en ese mismo teatro y en esa misma ciudad resignifica mucho todo este diálogo que yo vengo teniendo desde hace tantos años con esta ciudad. Así que encontrarme con mis travas queridas y que puedan disfrutar de esta ronda me da mucha expectativa”.
Consultadas acerca de la génesis de esta apuesta común, las dos evocan un festival en Tecnópolis, “Fue la primera vez que nos escuchamos y nos acompañamos”, apunta Susy a lo que Liliana completa: “A partir de ahí seguimos amigas y yo conocí de cerca a una mujer de una sensibilidad enorme, muy lúcida en relación a su elección de género y que escribe grandes poemas”.
Y aunque cada recital por su propio carácter deje espacios para el cambio y la posibilidad de otros atajos, bien puede avisarse que tanto Compostaje (con el intercambio que se aprecia en el registro plasmado en Fuera de lugar) como No podrán (categórico manifiesto de Shock) forman parte de un menú acerca del que Herrero especifica que “salvo en un pasaje donde ella aborda un texto muy bello sobre la niñez y entonces yo canto Tarumba, de Teresa Parodi, es allí el único momento donde hay una correspondencia porque nosotras no queríamos que si el poema dice tal cosa cantemos algo relacionado. Eso nos parecía ridículo”.
A modo de resumen de esta experiencia la autora de Poemario Trans Pirado (2011) y Milonga Queer (2019), arriesga como fundamento del cruce con la cantora que “quizás más que nunca las artistas seamos también acompañadoras, seamos las que podamos abrazar en esta época de tanta desolación. Semejante compromiso lo vamos asumiendo, por más que el cuerpecito lo pague cada vez más. Pero lo asumimos porque ahí hay algo que también a nosotras nos ha formado si finalmente el arte es esa luz poderosa que tiene las palabras justas que necesitamos que resuenen”.

Liliana Herrero presentó su nuevo disco, Fuera de lugar, el 11 de septiembre. Foto: Nora Lezano
.
Herrero y el desafío de estar Fuera de lugar
Más de seis años pasaron entre Canción sobre canción, su anterior álbum entonces íntegramente dedicado a visitar –con riesgo, con libertad, con audacia, sin pedir permiso- el cancionero de Fito Páez, uno de sus amigos entrañables y este lanzamiento conformado por 10 estaciones.
Con producción artística compartida con Pedro Rossi, Fuera de lugar tiene como elenco fijo la voz de ella, la guitarra de Pedro y el contrabajo de Ariel Naón, el mismo trío base que sostuvo la aventura de interpelar a Fito en 2019. Pero, además, hay decisivas intervenciones, por ejemplo, del piano de Mariano Agustoni en Asilo en tu corazón (de Luis Alberto Spinetta), Por seguir (Raúl Carnota-Carlos Marrodán), la pieza El sanjuanino que Naón compuso y viste sonoramente tanto el Poema de René Char como la melodía que acompaña la voz de Horacio González en un fragmento de su despedida como Director de la Biblioteca Nacional y, por supuesto, compañero de Liliana fallecido en tiempos de la pandemia y presencia central del disco como guía y como entrañable referencia política e intelectual.
Otro músico preponderante en el registro es el percusionista Facundo Guevara quien se hace notar en Chipi chipi (sorprendente versión del tema de Charly García), en las dos primeras creaciones del uruguayo Mocchi en el universo Herrero con Compostaje y Ejercicio y también en Aguafuerte (de Teresa Parodi y Elvio Romero que la correntina incluyera en su disco Todo lo que tengo, de 2017, con la participación de Liliana).
“Es una canción que después de grabarla con Teresa la seguí cantando en vivo y ahora yo percibí que lo que quería era una muralla de percusión, como si estuviéramos en una marcha gigantesca llegando a Plaza de Mayo. Y eso resultó a partir de que Facundo tuvo que hacer varias sobregrabaciones para que la percusión se fuera incorporando en muchas capas y eso me gustó mucho”, apunta Herrero.
La galería de aportes incluye la ya citada participación vocal y poética de Susy Shock en Compostaje y el canto de Lidia Borda en la preciosa lectura sobre Asilo en tu corazón, la creación del «Flaco» en tiempos de La la la (1986, compartida con Fito) sobre la que apunta que “a mí me gusta esa tensión entre su voz y la mía porque son decires distintos y ninguna cedió en su manera y eso fue bueno. No nos mimetizamos sino que, por el contrario, el horizonte está trazado en cada voz, en cada situación que canta una o canta la otra”.

Portada de Fuera de lugar.
Fuera de lugar se registró en apenas tres días (1, 2 y 21 de abril de este año) en Estudios ION, tendrá su estreno en directo el jueves 16 de octubre en el ND Teatro de Buenos Aires y completa su grilla con El alazán, de Atahualpa Yupanqui; y Martín, creación de Edgardo Cardozo.
Consultada en torno a la gema yupanquiana, advierte que “traté de cantarla de una forma contundente porque ya me parecía de una obviedad extraordinaria nombrar y dedicárselo a Horacio aunque en la intro a Pedro se le ocurrió una cita de Nieblas del Riachuelo que era uno de los tangos preferidos de González. Por esa misma decisión no hay un abordaje melancólico ni triste ni lánguido y le cambié ese carácter” y destaca que del Martín de Cardozo, “siempre me gustó muchísimo esa cita trastocada del Martín Fierro y la posibilidad de decir «Me pongo aquí a cantar/al compás del pensamiento» que es algo que no se dice en texto de José Hernández, pero que sí está”.
En relación a otras de las piezas escogidas, la vocalista que en yunta con Juan Falú recreó gemas de las duplas Leguizamón-Castilla y Falú-Dávalos, comenta sobre Chipi chipi que “aunque muchas veces es tratado como un tema menor o pasado por alto, a mí los textos de García siempre me resultan sorprendentes. Y en Gato de metal está el mismo problema sobre el no-lugar que el que plantea en Chipi chipi y eso a mí me interesa mucho” y enseguida agrega “pero le inventamos otro tempo musical ya que lo pasamos de cuatro a tres y también le modifiqué la letra porque yo, a los 77 años, no iba a decir «Chipi chipi, bombón»”.
– ¿Cómo aparece Mocchi en tu horizonte para ser incluido entre tus compositores?
– La verdad no sé cómo. Aunque es raro que entre a Spotify, debo haber escuchado Compostaje por ahí o alguien me lo mandó. La verdad que no lo recuerdo. Y aunque yo no soy de compostar, entiendo que es juntar todo aquello que puede renacer, que puede ser vida nuevamente y me pareció interesante. Pero a Mocchi no lo conocía y entonces le escribí por redes sociales, creo que por Facebook, que me gustaría que charláramos. Pasó el tiempo y parece que fue su papá el que vio el mensaje, le avisó y entonces me llamó y pudimos avanzar.
– Sé que no te manejás con esa lógica, pero el hecho de que te hayas vinculado por primera vez con Mocchi y con Susy Shock puede ser visto como una toma de posición, como un ejercicio de libertad…
– De ninguna manera fue pensado así. Se dio y me parece hermoso y me sorprende que llame la atención porque la verdad es que lo único que he hecho en mi vida musical son discos que están fuera de las lógicas o de los dispositivos más convencionales del poder de la jerarquía mediática, de la jerarquía del mercado. Yo combatí siempre contra la lógica del mundo y de que las cosas son así entonces no puede llamar la atención que me vincule con una mujer trans y con un varón trans. Esto se dio, fue de maravilla y solo tengo que ajustar algunos recursos de la lengua para poder nombrarlos de acuerdo a sus elecciones porque no puedo usar la “e” y también me cuesta la “x” para expresarme y no sé si me interesa.
– ¿Por qué decís que no te interesa?
– Porque hablando como yo hablo no excluyo a nadie para nada.
Foto de portada: Lina Etchesuri