Desde una perspectiva de género y de sexualidades disidentes, varios exponentes del folklore LGBTQ+ desafían prejuicios, pelean por la inclusión y cuentan sus experiencias. ¿Qué falta para que el folklore abrace del todo a sus voces multicolores?


El folklore argentino ya no puede esconder su diversidad queer: se llena de voces y cuerpos arcoíris. Como dice la Chacarera en colores, del colectivo Folclore por todes: «El mundo que conocía explotaba de exclusiones. Podemos crear uno nuevo, diverso y de mil amores. Al mundo de la nostalgia lo pintamos de colores». ¿Cómo avanza el movimiento LGBTQ+ dentro de la música de raíz folklórica? ¿Con qué desafíos pendientes?

Basta abrazar y comprender este tiempo de afirmación de los cuerpos y las expresiones disidentes, aun frente a los discursos de odio y a las extremas derechas: el colectivo LGBTQ+ se abre paso en el folklore generando canciones, peñas, prácticas, grupos de danza y espacios de pertenencia. Para releer las tradiciones desde una perspectiva de género: en forma más inclusiva para todes.

Aquí, varios exponentes del folklore queer, trans y no binarie cuentan sus experiencias y analizan lo logrado junto a lo pendiente: La Ferni; Valen Bonetto; LeGonQueen; Ariel «Le Gauche» Lorenzo, de Folclore por todes; Elina Marchini, de Folklorazo Queer; Math, de Folk Q Lore y Yoli Campos. Y la Chacarera en colores, cuya letra resignifica La sachapera (de Cuti Carabajal y Oscar Valles), resonará en el arcoíris porvenir cada vez que alguien cante: «Encuentro de amor y lucha, revolución y pasiones. Sacando afuera las penas, convertidas en canciones, al mundo de la nostalgia lo pintamos de colores».

 

La Ferni: “Tenemos que posicionarnos desde la alegría y el abrazo”

“Desde la acción podemos encontrar respuestas y hallar más fuerza que nunca en estos momentos tan arduos”, concibe Ferni de Gyldenfedlt, o simplemente La Ferni: una artista trans icónica en los últimos años, dentro y más allá del movimiento LGBTQ+. Fue la primera cantante trans no binarie de folklore en llegar al Pre Cosquín, en 2021 (por su lucha, el certamen debió crear el rubro “artista vocal”, sin distinción de género), y avanza en distintos planos: resignifica clásicos folklóricos cambiándoles el género, es co-creadora de la Ópera Queer -con su hermana Luchi- y también canta temas actuales de disidencias.

¿Cuántas visiones se conjugan en su arte? ¿Cuántos caminos por venir? El último deseo fue potente: el viernes 27 de junio fue parte de la Peña Arcoiris, en Buenos Aires (en Atroden, Perú 571) “integrada en la grilla por travestis, drag queens, mujeres, varones y diversidades”, dice. Una fiesta de folklore disidente e inclusiva, para recibir el Día Internacional del Orgullo LGBT+ (el 28 de junio). También estuvieron programados Valen Bonetto & L’esurgentes, Candela Mazza y LeGon Queen -con su performance danzística multicolor junto al grupo Minka-. Fue la primera edición porteña de la Peña Arcoiris, tras dos exitosas experiencias en Santiago del Estero y en Jujuy.

La Ferni pone en contexto de época a la Peña Arcoiris: “La venimos realizando hace mucho tiempo, pero también cumple tres años la Luna Arcoiris en el Patio de la Pirincha del Festival de Cosquín; también estuvimos en varios cumpleaños de la Abuela Carabajal, en Santiago del Estero, y este agosto tendremos el segundo Patio de Tierra Arcoiris en La Banda, en Santiago. Además, en marzo pasado fue la primera edición del Carnaval Queer, el carnaval disidente, en Maymará, Jujuy”.

En este sentido “se ha logrado instalar una legitimidad, la cual recorre a toda la población, para la validación de nuestras identidades como intérpretes, danzarines, cantores, cantoras. Y después de tantos años de trabajo de un montón de personas, de leyes y de vanguardia, nuestra presencia invade, conquista y se instala en diversos lugares de forma positiva”, dice la Ferni, que también fue pionera en el 65° Festival de Folklore de Cosquín: el 31 de enero de 2025, la artista trans no binarie fue invitada al Escenario Atahualpa Yupanqui por Yamila Cafrune. Justo el mismo día en que, 60 años atrás, Jorge Cafrune presentara Mercedes Sosa.

La Ferni interpretó, con su voz operística, Cantor de oficio, de Miguel Ángel Morelli, y afirmó en Cosquín: «Nadie debe creer que los, las y les artistas pertenecemos a un mundo extraño donde todo es escenario y fantasía. Les artistas somos hombres y mujeres, y también somos travestis, trans, no binaries, maricas, tortas, bisexuales, identidades sexogenéricas disidentes, legítimas, empoderadas, orgullosas y visibles, que ya sin ocultarnos nunca más transitamos las calles y los días, sufrimos el sufrimiento de nuestro pueblo y latimos también con su alegría».

Luego, la Ferni y Yamila cantaron el triunfo Patria que lucha y sueña, de Diego Gallo: fue una noche histórica para visibilizar las identidades diversas en el folklore. Aun así, la Ferni es consciente de lo que está por delante: “Falta la empatía de los programadores de los festivales, para nosotres, como trabajadores y trabajadoras de la cultura; también, la garantía por parte del Estado. Es valioso validar nuestro trabajo y, como laburantes y laburantas, poder aspirar a vivir de esto”.

Porque “si estamos en un momento en el que todo peligra, incluso la cultura, ¿cómo no va a peligrar la cultura disidente? Tenemos que sentar bandera con nuestro arte: lejos de rendirnos y de mostrarnos débiles, angustiados o angustiades, tenemos que posicionarnos desde la alegría de la fiesta, el encuentro y el abrazo. En estos gestos concretos encontraremos el camino, y también el fundamento y la salida”.

 

Valen Bonetto: “Le tienen miedo a esto que somos”

Valen Bonetto lo sabe: “Nuestra identidad colectiva necesita moverse, mutar y ser otra cosa, porque necesitamos pensar otro país”. Y así se hace camino al construir: el joven cantor, compositor, guitarrista y artista travesti -de Córdoba, y hace años en Buenos Aires- se abre a múltiples ritmos de la música latinoamericana; tradujo su visión del transfeminismo en el EP OTRX (de 2020), replicó la apuesta en OTRX II (2021), sacó más singles y también Valen Bonetto y L’esurgentes (2023): justo un año después de haberse integrado a la banda Duratierra, ahora devenida septeto.

¿Cuántas miradas de lo popular, como frente queer, de identidades trans y de transformación social, abraza Valen Bonetto? ¿Cuántas visiones sobre el presente? Dice aquí: “Creo que hay que juntarse y mezclarse y reconversar muchas cosas que nos han traído hermosamente hasta aquí, pero que necesitan transformarse. Estoy convencido de las enormes capacidades de reconstrucción de los lazos comunitarios: tenemos la experiencia en el cuerpo, y en la memoria del quehacer, desde las lógicas de los márgenes”.

Bonetto se mira con tesón y honestidad: “Estamos todas las personas haciendo lo que podemos. Esta época es cruel y peligrosa, pero tengo la sensación de que todavía estamos intentado comprender el presente. Y junto con eso necesitamos redefinir ‘la comunidad’”. Este tiempo “en el que pareciera que todo ocurre a los gritos y a las patadas, nos necesita astutxs”, reafirma Bonetto.

Y amplía: “Hay que pensar este país desde el convencimiento absoluto de que sabemos ser OTRA COSA. Reconocernos la vida, las conquistas, las resiliencias, pero sobre todo con la certeza de que no somos lo mismo que ellos. Que esa memoria tiene que ser nuestra profunda herramienta, y que ser tierno no es ser flojo”.

¿Qué observa Bonetto respecto del poder instituido y del gobierno de Milei, frente al quehacer y al andar LGBTQ+? “Le tienen miedo a la poesía y al mundo que nos propone esta diversidad: a esto que somos. Tienen miedo, porque mientras gritan y escupen baba en sus conferencias con millonarios, nosotrxs nos curamos las alas y decidimos darnos besos, compartir las casas, y ser ese otro país, que cuando menos se lo esperen emergerá para arrasar con toda la mierda que quieren que creamos que somos”. Por todo ello, “esta época nos necesita astutxs y preparadxs para la insurgencia”.

LeGon Queen y Valen Bonetto. Fotos: Gentileza de los artistas

LeGon Queen: “Tenemos que hacer visibles nuestras voces”

Ella eleva su cuerpo vibrante en escena, gira y contragira, transpira y sonríe bailando folklore: brilla el maquillaje de su rostro, seduce con el vestido y la barba fucsia y quiebra preconceptos. El folklore drag queer tiene su símbolo en Argentina gracias a LeGonQueen: su danza es celebración de la diversidad y antídoto contra los prejuicios dentro y fuera de los escenarios.

El folklore muta a cada paso de danza, en cada generación, en cada colectivo y en cada cuerpo entregado al misterio de la música popular: se hace danza en colores sin barreras. Allí, entregando su swing criollo estará LeGon Queen, de nombre inicial Gonzalo Javier Dejón, de Esperanza, Santa Fe. Por eso mira lo logrado, se espeja en el Día Internacional del Orgullo, en la futura Marcha del Orgullo, y dice: “Llegamos con muchas ganas y energía a estas celebraciones, pese a todo lo que pasa. Estamos atravesando un tiempo muy hostil, con una violencia y una forma sin escrúpulos”.

Y “con todos los recortes que estamos viendo en cultura, salud y educación -prosigue LeGon Queen-, es un momento en el que cada uno vaya uniendo desde lo que hace. Por eso siento que en este Día del Orgullo llegamos con muchas ganar de decir: ‘Tenemos que hacer visibles nuestras voces’ y mostrar lo que venimos trabajando, comunicando y acercando a quien nos ve, a quien nos escucha y, a quien no, también”. Así “podremos construir la sociedad que queremos”.

LeGon Queen abraza el sendero: “Siento que, desde el folklore, llegamos con muchas ganas de hacernos presentes y visibles en esta sociedad: por más que se nos quiera acallar y borrar del mapa. Siempre desde el amor y la ternura, pero con mucha convicción, estaremos presentes”. Hasta ahora “hemos podido visibilizar una parte de nuestro colectivo dentro de los ámbitos folklóricos, lo cual no es menor. Por ejemplo, tuve el placer de compartir y acompañar a la Ferni en varias fechas: en Cosquín, en el Patio del Indio Froilán en Santiago del Estero, y en la Peña Arcoiris que se hace en forma itinerante: pasamos por Jujuy, por Santiago, y recién por Buenos Aires”.

Esto es lo que siente LeGon Queen: “Estamos ganando terreno en espacios que por ahí eran impensados, que eran muy tradicionalistas o muy del folclore más cerrado y conservador. Y que una persona trans, no binaria, se pare a cantar un tema folklórico y sea ovacionada, me parece que genera un cambio”. Por todo ello “hay que seguir habitando los escenarios folklóricos: las diversidades deben ocupar los lugares”.

Y “como somos parte de esta sociedad, y el folklore también se construye desde nuestra mirada -sabe LeGon Queen-, es interesante que nuestras narrativas, historias, cuentos y penas, y todo lo que nos habita y nos abraza, también se den a conocer. Ese es el caminito que habitamos desde el folklore diverso y disidente”.

 

Ariel «Le Gauche» Lorenzo, de Folclore por todes: “Nos plantamos y decimos ‘esta es mi identidad’”

“Gracias a las personas trans que estuvieron antes hoy podemos expresarnos”, asume Ariel Lorenzo, alias «Le Gauche», bailarín, gestor y músico: es uno de los miembros de la organización Folclore por todes y también integra el grupo queer folklórico Invisibl3s, en Buenos Aires. “Nosotros no sólo hablamos de diversidad: cuestionamos la construcción de un ser nacional blanco, macho y hétero para pocos. Es lo necesario para decir en estos momentos”, concibe.

Desde Folclore por todes, y a la par, Ariel Lorenzo organiza la Peña del Orgullo, “que es para recaudar fondos para el camión de folklore de la Marcha del Orgullo, en noviembre. Folclore por todes es una unión de artistas de distintas partes del país: nos damos cobijo y resolvemos problemas puntuales a través de diversas agrupaciones, siempre desde el lado del folklore activista”.

En lo musical, ¿cómo conectan con los espacios peñeros tradicionales y aun con los más modernos? “Ahí, al grupo Invisibl3s no lo llaman, quizá por nuestras identidades: el cantante es una masculinidad trans, yo soy no binaria, el flautista es marica. Además, tenemos letras bastante directas: hay una chacarera sobre la separación de la Iglesia y el Estado, un gato mimoso y muchas canciones sobre diversidad, sobre no binarismo y sobre el reconocimiento de las personas trans. Esas letras quizá incomoden en todos los circuitos tradicionales”, evalúa Lorenzo.

¿Cómo avanza el movimiento organizativo de peñas queer? “Pre-pandemia había varias peñas LGBT -dice le Gauche-. Yo arranqué organizando la Peña de Lorenzo, pero después la dejé de hacer porque era mucho laburo. Por suerte desde Invisibl3s tocamos en distintos espacios e incluso en escuelas secundarias. También hemos tocado con Arbolito, Las Manos de Filippi. Hacemos folklore tradicional, pero con elementos modernos, como la flauta”. También tocaron “en espacios tradicionales, como la Feria de Mataderos, o las ferias que se hacen en Ituzaingó”.

¿Y cómo los reciben? “yo voy a la Feria de Mataderos, bailo con los gauchos y no hay ningún problema. Principalmente lo que yo siento es que hay miedo de la gente que organiza: cada vez que subimos a tocar nos piden tres, cuatro bises, pero los organizadores tienen miedo de perder gente. Y desde que recibimos discursos de odio de Baby Etchecopar, Viviana Canosa y Eduardo Feinmann se nos empezaron a cerrar muchas puertas”. Por eso Le Gauche razona: “Yo no entiendo por qué se gasta tanta plata en bots y en redes hacia nosotros, cuando no somos ni siquiera personas famosas. Te dicen ‘tu familia debe tener vergüenza’ o cosas mucho más agresivas”.

Y observa: “El miedo atraviesa a la sociedad, pero el folklore es más resonante porque tenemos la imagen del gaucho macho, que nosotres discutimos. Nos plantamos y decimos ‘esta es mi identidad’, porque muchas personas dejaron su vida para que hoy podamos expresarnos sin ninguna herida física. Hay que reconocer a los que vinieron antes para que hoy podamos estar nosotres. Por todo ello, seguimos trabajando para poner nuestra carroza en la Marcha del Orgullo: hay que promover el folklore llevado a cabo por personas trans y no binarias”.

Así, Ariel Lorenzo proyecta caminos hacia el futuro: “Yo creo que nosotres hacemos surco para que vengan otres y no tengan que pasar por lo que ya pasamos. Vamos intentando abrir caminos, incluso recibiendo amenazas, pero las muestras de afecto que vivimos en la Marcha del Orgullo nos dan la energía que nos quitan en otros ámbitos”.

Le Gauche y Yoli Campos. Fotos: Gentileza de los artistas

Elina Marchini, de Folklorazo Queer: “Aún falta que nos respeten por quienes somos”

Abrazar a los cuerpos bailando; quebrar distancias entre las miradas y los deseos. En Buenos Aires, la peña Folklorazo Queer trabaja hace seis años como un espacio transfeminista, popular y diverso, para enseñar y disfrutar del folklore desde una perspectiva de género e inclusión: “Las distintas identidades son las que piden poder bailar. Es vital hacer lo que te gusta, lo que aprendiste de chiquito o de grande, y poder hacerlo como vos lo deseás”.

Lo dice Elina Marchini, bailarina y gestora de la Peña Folklorazo Queer junto a Sol Pérez: ella se define como “lesbiana, antiespecista, amorlibrense, transfeminista y conurbana”; es docente recibida del Profesorado de Arte en Danza, Mención Danzas Folklóricas y Tango de la Universidad Nacional de las Artes (UNA); también egresó de la Escuela Nacional de Danzas y del Ciclo Trienal de perfeccionamiento del taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín. Para ella, producir y gestar la Peña Folklorazo Queer es un desafío para “abrirnos y podemos compartir”.

La próxima edición de Folklorazo Queer será el 20 de julio en el JJ Circuito Cultural (Jean Jaurés 347): “Al principio fuimos bastante nómades y este año logramos que la gente del JJ nos dejara fijos, para hacer el ciclo todos los meses: metemos alrededor de ochenta personas”, dice Marchini, y celebra que las personas, con múltiples identidades, sean las que pidan cada edición de Folklorazo Queer: “Muchos por ahí se criaron en una provincia y bailaban desde pequeños, en familia, y, ya de grandes, cuando se dieron cuenta de que el ambiente no les cerraba porque les afectaba, se fueron del folklore. Pero al escuchar la música, al ver las danzas, se sintieron nuevamente convocades”.

Marchini se pronuncia: “A tu identidad, vos la vas construyendo y la vas descubriendo de alguna manera, ¿no? Te venden el verso de la heterosexualidad, pero cuando crecés y lográs decidir, decís: ‘La verdad que no era tan heterosexual ni tan cis. El folklore me sigue gustando y lo quiero seguir haciendo’”. Esa persona se anima, va a las peñas queer y dice: “Ahora sí puedo sacar a bailar a una chica”.

Cuando comenzaron con Folklorazo Queer -una de las cuatro peñas LGBTQ+ en Buenos Aires- lo primero que hicieron fue “convocar a todos los que no tenían espacio en otras peñas. Y muchos músicos dijeron: ‘Ah, no tengo que tener quinientos mil seguidores en Instagram para que me convoquen”. Al principio “no programábamos a ningún grupo sólo de varones, porque justo coincidió con la Ley de Cupo Femenino, que -si bien propone un treinta por ciento de ellas en los escenarios, lo cual es poco- abre el juego a mujeres y disidencias”.

Y así lograron dar cabida “a bandas de troles, de maricas y de chicas. Ese fue nuestro mayor aporte. Y creo que varias peñas giraron la cabeza y dijeron: ‘Ah, mirá, esto también se puede’ y muches artistas lograron tener más visibilidad al ser convocades por peñas por ahí más grandes. Cuando vos ocupás un espacio la gente empieza a decir ‘ok, podemos abrirnos y compartir’. Así se fue abriendo el panorama para que les maricas y les troles irrumpieran en otras peñas”.

¿Qué es lo que falta para las peñas queer? Dice Marchini: “Que hoy no sea tan difícil organizar una peña. La gente de la comunidad queer es generalmente la que está peor pagada: la que tiene menos laburo legal. ¿Cómo vas a sostener una peña si te caen cincuenta personas precarizadas? Es un círculo vicioso. Es necesario que el Estado también reconozca esta movida en Buenos Aires, como pasó en su momento con las milongas. Tenemos mucho por delante”.

 

Math, de Folk Q Lore: “Queremos disfrutar del mundo siendo nosotros mismos”

Folk Q Lore es una organización “habitada desde las disidencias, sin etiquetas y con mucho orgullo, desde Neuquén y zonas aledañas. Principalmente, es una iniciativa conformada por todas las personas que van a bailar”, cuenta el profesor Matías Soruco, alias Math. Está a cargo de Folk Q Lore, que a la vez es parte de una organización política más abarcadora: “Vamos a marchas y nos encontramos en otros ámbitos fuera de las clases. Tomamos varias iniciativas por el folklore y la diversidad”.

Y la acción se plasma en el presente: “Hemos empezado a asistir a las peñas que hay en la región: de a poco, como grupalidad, nos animamos a salir a estos ámbitos más normativos, para exponernos y visibilizar nuestra postura humana y política, que es ver bailar a dos hombres, a dos mujeres, a un grupo queer. Hay que zapatear y zarandear para ganar espacios”.

¿Y cómo dialogan con los espacios hegemónicos del folklore? “Uno como disidente siente algo de miedo. Te preguntás: ‘¿Cómo me recibirán?’. Lo que buscamos, como grupo folklórico, es crear un lugar de contención: de ahí tomamos la confianza para exponernos”, dice Math. Y el recibimiento, en general, “es bastante bueno en la zona. Les gusta la propuesta; les parece diferente. Es necesario tratar de normalizar esta nueva construcción del folklore”.

Como docente, Math busca “empezar a cambiar la enseñanza”. ¿En qué sentido? “Ya no tratamos de ser binarios -cuenta-. Por eso adaptamos el vocabulario y a partir de ahí ampliamos el trabajo con el crecimiento de los bailarines. Hace poquito cumplimos dos años como agrupación: lo que nos falta es seguir proyectando más espectáculos de esta índole y seguir compartiéndolos en toda la región”.

¿Qué es lo que tiene el folklore queer que es tan poderoso? ¿Cómo discuten con el folklore tradicional del gaucho y la china? Analiza Math: “A nosotres, el folklore nos llama la atención porque es algo nuestro, nos identifica como pueblo ante el mundo y es la raíz de nuestra cultura, de nuestros antepasados”. A las disidencias, el folklore las atrae por razones bien nítidas, dice Math: “Nunca pudimos ser nosotros mismos en el ámbito folklórico, que es machista, binario, y que siempre perpetuó esos roles establecidos”.

Lo dice con experiencia personal: “Yo, como gaucho, no podía presentarme a bailar con una pollera sin que me miraran, o mostrarme con una pareja masculina en un contexto gauchesco. Te daba un poco de miedo. Pero las disidencias queremos ocupar este espacio, porque el folklore también es nuestro. Una de las frases que siempre usamos es que ‘el folklore es uno y es de todos’, y nosotros también lo queremos vivir: con igualdad para todes. Queremos disfrutar del mundo siendo nosotros mismos”.

Organización Folk Q Lore.

Yoli Campos: “Es muy emocionante cantar canciones folklóricas desde nuestro sentir”

Zambas, chacareras y demás ritmos del Sur se encienden en la voz -dulce, aguerrida, experimentada- de Yoli Campos. Es una avezada cantautora, guitarrera, productora y difusora cultural, y hace años que va uniendo distintas puntas del lazo de la identidad LGTBQ+: desde su ciudad natal de Comodoro Rivadavia, pasando por Buenos Aires, hasta Barcelona, donde hoy reside.

La raíz folklórica profunda está en el canto de Yoli Campos, que resuena hace años en peñas y en grandes escenarios, y que aún vibra con lo que ocurrió el 4 de mayo, cuando participó de la primera Peña Queer en Barcelona -donde también estuvo la Ferni-, y el 11 en el bailongo queer de folklore y tango. Por eso dice: “Hace años que venimos construyendo y visibilizando, cada uno desde donde le toca, con sus mensajes particulares y también colectivos”.

Después de haber vivido situaciones de violencia en el ambiente folklórico por su identidad lésbica, la Yoli Campos se fue cruzando “con gente que sentía la necesidad de cuestionar al folklore, a la danza, a la estructura binaria: al papel de la mujer y al rol del hombre. Y esos cuestionamientos fueron abriendo muchas cosas lindas en espacios como Folklore por la deconstrucción, Folkloristas diversxs, o en la primera Marcha del Orgullo en la que participamos con un camión y un cartel enorme que decía ‘folklore’”.

Y “mucha gente del ambiente, que no es propiamente de la comunidad, nos acompañó, nos ayudó y se subió al camión: estuvo cantando toda la tarde con nosotres y fue muy especial”. Así se fueron abriendo espacios gracias a la música y al activismo: “Es muy emocionante cantar canciones folklóricas desde nuestro sentir: las que hemos adaptado o las que hemos compuesto. Eso le da otra visión a la poesía del folklore actual. Lo importante es seguir tejiendo redes en todos lados”, dice la Yoli.

Porque “es súper importante visibilizar y enseñarle a la gente cómo es esto de ser queer, qué es esto de la comunidad LGBT; somos, simplemente, seres humanos que amamos y que nos comprometemos con nuestros deseos, sueños y trabajos. Y tenemos derecho a vivirlos plenamente, aunque todavía haya gente que no lo entienda y que no lo quiera aceptar. Por todo esto, seguimos haciendo nuestro camino para construir juntes y sentir que no estamos solos, solas y soles”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *